Este post surge a raíz de una conversación que tuve el otro día con unos amigos sordos y pensé en hablar de la sordera, desde mi visión como oyente, para que la gente conozca lo que es.
Sí, tengo amigos sordos. Para la mayoria de la gente es algo extraño o curioso y muchas veces me preguntan por qué tengo amigos sordos.
Todo empezó con curso de iniciación a la lengua de signos que hice por curiosidad y aquello me fascinó.
Descubrí una nueva forma de comunicación, descubrí cómo vive una persona sorda, que cada uno es diferente y de ahí, poco a poco conocí sordos.
Me fascinaba cómo leían los labios, como habían desarrollado esa capacidad, como algunos hablaban en lengua de signos y movian las manos a toda velocidad o contaban una historia con gran expresividad.
Y sus voces, voces especiales, no se pueden describir. Tienes que conocer a una persona sorda para identificar esa voz.
Porque hablan, se comunican y mucho.
Así que, por favor, nada de llamarles sordomudos, pues no son mudos. Tienen capacidad para hablar y llamarles así es algo que viene de lejos y que la gente lo dice por desconocimiento, pero les molesta y mucho y con razón.
Me acuerdo cuando estuve en una manifestación a favor de la lengua de signos. Muchísima gente, audifonos de colores, manos moviendose a velocidad de vértigo. Yo me sentia en otro mundo y no entendía casi nada de lo que decían. Supongo que es así como debe sentirse un sordo cuando los oyentes hablamos a toda velocidad. Bocas moviéndose sin sentido.
Es muy curioso el mundo sordo. Les encanta reunirse y hablar, y uno esta tan absorto en la conversación con ellos que pasan las horas y no te das cuenta que somos los únicos que quedamos en el restaurante, por ejemplo.
Es como una capacidad de super concentración que tienen y que te transmiten cuando estás con ellos.
Otra experiencia. Una vez estuve viendo una película de miedo en una asociación de sordos. Yo era la única oyente. La película no tenía sonido (qué raro, pensé, al principio).
Ver una película de miedo sin la música de miedo no me asustaba (mejor, porque no me gustan las pelis de miedo) y lo que me pasó fue que me divertí muchísimo observando aquel mundo en el que yo lo percibía todo de modo distinto.
Ellos se asustaban unos a otros dándose gritos al oído, se oía masticar las palomitas, los teléfonos móviles sonaban o vibraban. Yo no escuchaba la película, pero sí una colección de sonidos que nunca antes había percibido en un cine. Y esto fue lo que lo hizo especial, una experiencia única.
Y otra cosa más que observo es que les encanta darse sorpresas. Se hacen regalos, hacen fiestas, tienen un sentido de grupo diferente a nosotros. Y les encantan los juegos de mesa, de palabras, las cartas.
Siempre me pregunto cómo será ser sordo y les pregunto a ellos. Cómo será el silencio total. No me lo imagino.
Les doy las gracias por enseñarme a ser más paciente, aceptar las diferencias, tolerar a los demás, escuchar con la vista, esforzarme por entenderles.
Y sobre todo, me gustaría decir lo valientes que son por enfrentarse a las dificultades y el esfuerzo que hacen cada día por entendernos a los oyentes.
Besos,
Patricia.