Bienvenid@s a mi Blog!!

Hola a tod@s!!:

Bienvenid@s a mi Blog. En él voy a hablar de niños, de psicología y salud, así como de impresiones personales y opiniones que deseo compartir.


También quiero hacer listas de recursos a los que todos podais acudir en busca de información. Pondré vídeos, enlaces, documentos...


¿Por qué voy a hablar sobre la infancia? La respuesta es sencilla. Creo que tenemos mucho que aprender de los niños y creo que hay demasiada información en los libros, universidades, Internet, etc... que no tiene en cuenta al niño y a sus necesidades y que no respeta su desarrollo natural. La mayoría de la información que hay se enfoca desde la perspectiva del adulto. Creo que hay que dejar al niño ser niño, aceptar y vivir el proceso del crecimiento con paciencia y apoyo incondicional. No podemos pretender que un niño se comporte como un adulto.

Por eso, pienso que los adultos somos los que muchas veces creamos problemas en los niños que en realidad no tienen.

Espero que tod@s opineis y que aprendamos juntos.

Saludos!!!

Patricia Gallardo.
patriciagallardo@gmail.com
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Psicóloga especialista en atención temprana.
Psicomotricista.
Educadora de masaje infantil por AEMI.
Enfermera.


miércoles, 19 de marzo de 2014

Las palabras hacen daño. Ser amable es gratis.

Las palabras hacen daño, muchas veces más que un daño físico.
En nuestra sociedad vivimos rodeados de violencia. 
La gente habla de las noticias violentas de la televisión, de las películas, los videojuegos, el maltrato físico. Pero, ¿y qué hay del maltrato psicológico? ¿Del maltrato verbal?

La forma en que hablamos a los niños es básica para su desarrollo emocional y su autoestima. 
Si una persona recibe mensajes negativos desde pequeño, es muy probable que esos mensajes calen profundamente en el inconsciente y la persona acabe creyendo que es cierto eso que le han dicho sus padres o familiares más cercanos y con los que más vínculo tiene.

"Eres un inútil"
"Eres un pesado"
"Me pones de los nervios"
"Has hecho que mamá se enfade"
"No sabes hacer nada bien"
"Si no me das un beso, no te quiero" o "¿No le das un beso a la tía? ¿Es que no la quieres?
"Eres un niño malo"
"No eres obediente"
etc, etc....

Si queremos niños más seguros de sí mismos y más felices, tratemos de hablarles bien. 
Hablar bien es gratis, no llena de energía negativa el ambiente, produce una sonrisa en el otro, nos devuelve positividad...

Me pregunto entonces por qué lo hacemos tan poco. Cuánto peso tiene nuestra educación anterior, tantos años de no respeto al niño, de considerarle como una personita que ha de obedecer a todo lo que le decimos. 


La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas. (Sigmund Freud).

Sé amable cuando sea posible. Siempre es posible. (Dalai Lama).

El niño que no sabía jugar

Había una vez un niño que no sabía jugar. No sabía lo que se hace cuando uno es niño. Sólo jugaba a videojuegos.


Este niño no sabía que podía hacer muchas otras cosas, como:
-      saltar en los charcos
-      andar descalzo por la hierba
-      ir en bici y sentir el viento en la cara
-      tocar la arena en el parque, hacer castillos, pasteles y todo aquello que se  pueda hacer con la arena
-      disfrazarse y ponerse en el lugar de otros
-      hacer guerras de cosquillas
-      oler las flores y tocarlas
-      escuchar el sonido de los pájaros
-      jugar a adivinanzas
-      jugar al escondite

Y multitud de juegos y aventuras interesantes que se perdía…

Estos son los niños que, con tristeza, veo en esta sociedad ultra-tecnológica.

Niños que no han descubierto su infancia, que no han descubierto las texturas de los materiales, que no saben a qué huele la hierba, unas galletas, el pan recién hecho, la humedad después de una tormenta; que no se han parado en silencio a escuchar los sonidos que inundan el día a día, que no experimentan con sus sentidos.

“Niños tecnológicos”, pegados a una pantalla, sin mirar al que tienen al lado, sin hablar apenas con él. Niños que no desarrollan su imaginación, a pesar de tener todo su potencial y capacidad para crear.

Dejemos a los niños ser niños.
Cerremos los ojos y pensemos en los recuerdos de juego de nuestra infancia y descubriremos que los “niños tecnológicos” se están perdiendo esa vivencia que queda en el recuerdo y en el inconsciente para siempre.
Porque eso, al final, es la vida. Experimentar, tocar, sentir, mirar, escuchar, oler.

Un saludo.

Patricia.

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