Bienvenid@s a mi Blog!!

Hola a tod@s!!:

Bienvenid@s a mi Blog. En él voy a hablar de niños, de psicología y salud, así como de impresiones personales y opiniones que deseo compartir.


También quiero hacer listas de recursos a los que todos podais acudir en busca de información. Pondré vídeos, enlaces, documentos...


¿Por qué voy a hablar sobre la infancia? La respuesta es sencilla. Creo que tenemos mucho que aprender de los niños y creo que hay demasiada información en los libros, universidades, Internet, etc... que no tiene en cuenta al niño y a sus necesidades y que no respeta su desarrollo natural. La mayoría de la información que hay se enfoca desde la perspectiva del adulto. Creo que hay que dejar al niño ser niño, aceptar y vivir el proceso del crecimiento con paciencia y apoyo incondicional. No podemos pretender que un niño se comporte como un adulto.

Por eso, pienso que los adultos somos los que muchas veces creamos problemas en los niños que en realidad no tienen.

Espero que tod@s opineis y que aprendamos juntos.

Saludos!!!

Patricia Gallardo.
patriciagallardo@gmail.com
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http://alpiedelacama.blogspot.com.es/ --> mi blog de enfermería

Psicóloga especialista en atención temprana.
Psicomotricista.
Educadora de masaje infantil por AEMI.
Enfermera.


lunes, 23 de abril de 2012

Una oyente entre sordos

Este post surge a raíz de una conversación que tuve el otro día con unos amigos sordos y pensé en hablar de la sordera, desde mi visión como oyente, para que la gente conozca lo que es.

Sí, tengo amigos sordos. Para la mayoria de la gente es algo extraño o curioso y muchas veces me preguntan por qué tengo amigos sordos. 

 Todo empezó con curso de iniciación a la lengua de signos que hice por curiosidad y aquello me fascinó. 

Descubrí una nueva forma de comunicación, descubrí cómo vive una persona sorda, que cada uno es diferente y de ahí, poco a poco conocí sordos. Me fascinaba cómo leían los labios, como habían desarrollado esa capacidad, como algunos hablaban en lengua de signos y movian las manos a toda velocidad o contaban una historia con gran expresividad. 

Y sus voces, voces especiales, no se pueden describir. Tienes que conocer a una persona sorda para identificar esa voz. Porque hablan, se comunican y mucho. 

Así que, por favor, nada de llamarles sordomudos, pues no son mudos. Tienen capacidad para hablar y llamarles así es algo que viene de lejos y que la gente lo dice por desconocimiento, pero les molesta y mucho y con razón. 

 Me acuerdo cuando estuve en una manifestación a favor de la lengua de signos. Muchísima gente, audifonos de colores, manos moviendose a velocidad de vértigo. Yo me sentia en otro mundo y no entendía casi nada de lo que decían. Supongo que es así como debe sentirse un sordo cuando los oyentes hablamos a toda velocidad. Bocas moviéndose sin sentido. 

Es muy curioso el mundo sordo. Les encanta reunirse y hablar, y uno esta tan absorto en la conversación con ellos que pasan las horas y no te das cuenta que somos los únicos que quedamos en el restaurante, por ejemplo. Es como una capacidad de super concentración que tienen y que te transmiten cuando estás con ellos.

Otra experiencia. Una vez estuve viendo una película de miedo en una asociación de sordos. Yo era la única oyente. La película no tenía sonido (qué raro, pensé, al principio). 
Ver una película de miedo sin la música de miedo no me asustaba (mejor, porque no me gustan las pelis de miedo) y lo que me pasó fue que me divertí muchísimo observando aquel mundo en el que yo lo percibía todo de modo distinto.

 Ellos se asustaban unos a otros dándose gritos al oído, se oía masticar las palomitas, los teléfonos móviles sonaban o vibraban. Yo no escuchaba la película, pero sí una colección de sonidos que nunca antes había percibido en un cine. Y esto fue lo que lo hizo especial, una experiencia única.

Y otra cosa más que observo es que les encanta darse sorpresas. Se hacen regalos, hacen fiestas, tienen un sentido de grupo diferente a nosotros. Y les encantan los juegos de mesa, de palabras, las cartas. 

Siempre me pregunto cómo será ser sordo y les pregunto a ellos. Cómo será el silencio total. No me lo imagino. 

Les doy las gracias por enseñarme a ser más paciente, aceptar las diferencias, tolerar a los demás, escuchar con la vista, esforzarme por entenderles. 

Y sobre todo, me gustaría decir lo valientes que son por enfrentarse a las dificultades y el esfuerzo que hacen cada día por entendernos a los oyentes.

Besos, 
Patricia.

sábado, 21 de abril de 2012

Película: Intocable (tolerancia).

Tras un accidente de parapente, Philippe, un rico aristócrata, contrata a Driss como asistente y cuidador, un joven procedente de un barrio de viviendas públicas que ha salido recientemente de prisión —en otras palabras, la persona menos indicada para el trabajo—. Juntos van a mezclar a Vivaldi y “Earth, Wind & Fire”, la dicción elegante y la jerga callejera, los trajes y los pantalones de chándal. Dos mundos van a chocar y van a tener que entenderse mutuamente para dar lugar a una amistad tan demencial, cómica y sólida como inesperada, una relación singular que genera energía y los hace… ¡intocables!

El argumento está basado en una historia real que los directores vieron en un documental en
 el año 2004.


Me ha encantado esta película. ¿Realmente pueden llegar a entenderse y a ser amigos personas
tan diferentes? Yo creo que sí. La palabra que lo define es TOLERANCIA, aunque añadiría otra más:
RESPETO. 


A pesar de que los dos personajes son muy distintos, tienen algo en común, los dos tienen problemas,
como todo el mundo, los dos intentan llevarlo como pueden y descubren una forma positiva de ver
la vida y a los demás.


Discapacidad física y marginalidad social se mezclan en esta película, que me hace pensar que
la vida es un conjunto de pequeños detalles que muchas veces no somos capaces de ver, o no
valoramos del todo.


Os la recomiendo a todos.
Besos,
Patricia.












Trailer en español.



Trailer con subtítulos en español.

martes, 10 de abril de 2012

Mi blog de enfermería.

A partir de ahora, todos aquellos interesados en el campo de la enfermería, podéis dirigiros a mi nuevo blog de enfermería.


No quería juntar tanta información, que aunque relacionada, tiene diferentes temáticas y podría saturar a la gente.


Besos,
Patricia.


http://alpiedelacama.blogspot.com.es/

Vídeo: ¿Qué es una matrona? Visión de los niños.


Os presento un vídeo precioso que han elaborado desde la Asociación El Parto es Nuestro, asociación de parto respetado. --> http://www.elpartoesnuestro.es/

Es un vídeo en el que los niños dan su visión de lo que es una matrona y un parto.

Se lo dedico a todas las mujeres que van a ser madres y a las que lo han sido, por ser tan valientes y a las matronas (y aquí recuerdo a mi amiga Made con mucho cariño).

Saludos,
Patricia.

lunes, 2 de abril de 2012

Abuso materno: el niño como fruto codiciado




Si no hemos sido suficientemente amados ni nutridos por nuestra madre…creceremos con la esperanza permanente de que alguien nos alimente. A medida que vamos encarando relaciones personales durante la juventud o adultez, funcionarán siempre y cuando el otro satisfaga nuestras necesidades infantiles no satisfechas en el pasado, valga la redundancia. Por ejemplo, me enamoré de Fulano porque me daba seguridad. Me gustó Mengana porque yo era lo más importante en su vida. Esta ilusión, basada en que el otro se va a convertir en una Madre Dadora, suele ser el pulso básico en la mayoría de las relaciones afectivas. ¿Por qué? Porque todos nosotros provenimos de lamentables infancias de carencias diversas. La cosa se complica cuando nace un niño. Si a ese niño le ha tocado una madre como cualquiera de nosotras, es decir, alguien que necesita alimentarse de amor y que padece hambre emocional, ese niño será el bocado perfecto. La criatura aparece cuando las demás personas (pareja, amigos/as, familiares) ya no están dispuestos a seguir respondiendo a nuestras demandas insaciables. Se van. Trabajan. Hacen su vida. ¿De quien podemos nutrirnos entonces? De nuestro/a hijo/a, claro. El niño no puede escapar. ¿a dónde va a ir?. Si las madres precisamos que nuestro hijo nos mire, nos admire, nos dé la razón, nos cuide, nos proteja, nos justifique, nos comprenda y nos haga sentir orgullosas…la criatura, por supuesto, lo hará. Ya que no hay nada más importante en la vida de un niño pequeño, que su madre.

Este es el mayor drama, a mi juicio. El niño -que debería llegar al mundo para ser protegido y amparado por nosotras, sus madres- apenas sea capaz, se verá obligado a proteger nuestros aspectos más infantiles. ¿Cómo lo sabemos? Evoquemos nuestras infancias. Es muy probable que recordemos con lujo de detalles los anhelos de mamá, las preocupaciones de mamá, las quejas de mamá, los sueños inalcanzables de mamá. ¿qué recordamos de nosotros mismos? Casi nada. O aquello que mamá ha dicho respecto a nuestras conductas. Si mamá sufría, si mamá no tenía plata, si papá le pegaba, si a mamá la engañaban, si a mamá la habían criado las monjas, si la abuela paterna era una bruja, si papá no la dejaba trabajar; o bien, si mamá tenía que trabajar mucho, si nunca tenía tiempo para nosotros, si se sacrificaba, si viajaba, si su vida era muy dura, si había tenido un aborto, si sufría depresiones, si estaba enferma….quedaba establecido que nosotros teníamos que apoyarla. ¿Cuál era el problema? Que hemos crecido en un ámbito en el cual no pudimos desplegar nuestros propios deseos, porque los de mamá inundaron todo el espacio disponible.

Este panorama, suele ser similar tanto si se trata de hijos varones como de hijas mujeres. Estamos hablando de abuso emocional materno. El abuso materno suele ser invisible y confuso. Es preciso reconocer si hemos sido succionados por nuestra madre, para comprender los niveles de desvitalización, sometimiento, falta de vocación o distancia respecto a nuestras potencialidades. Y para registrar la dimensión de nuestro hambre emocional y saber si estamos devorando a un otro.

domingo, 1 de abril de 2012

Habilidades de una enfermera

Hola a tod@s!:


Hoy  me gustaría hablaros de algo que las enfermeras leemos en los libros, en los apuntes de la universidad, que nos dicen los profesores, pero que luego en la práctica clínica no se da. Me refiero a las habilidades que necesita una enfermera para serlo.


Nos enseñan muchas teorías de lo que decía tal o cual autor, y eso está muy bien, pero yo como enfermera necesito saber qué hacer cuando tengo un paciente delante y veo que sufre y no sé que decirle. Y esto no lo pone en ningún libro, porque depende de la situación. ¿pues menuda solución, verdad? 


Bueno, el hecho de que seamos personas y nuestro cerebro sea tan complejo, nos lleva a que cada persona pasa por una situación única, porque cada paciente tiene su historia personal, sus miedos, sus necesidades, sus debilidades y sus fortalezas. Y ahí es donde está la enfermera para dedicar unos minutos a su paciente. Porque será él el que nos diga lo que necesita para sentirse mejor.


He oído decir a las enfermeras: no tenemos tiempo, tenemos muchos pacientes y no podemos pararnos media hora con cada uno, y es cierto, estamos saturadas. Pero tal vez, no tengamos que estar media hora con cada paciente (ojalá pudiéramos hacerlo y todo iría mucho mejor).


La persona que acude al centro de salud o va a un hospital o a una consulta tiene dudas, miedo, se siente indefenso porque no sabe lo que le van a hacer o lo que va a suceder. Y esta, creo que es la clave de todo. Necesita que le escuchemos, le atendamos y le calmemos.


Para mí, las dos habilidades básicas que hacen que una enfermera lo sea de verdad son dos: escucha y empatía. ¿Y eso qué es? Porque lo hemos leído mil veces.


1º)  Llamar al paciente por su nombre. No es el pesado de la habitación 104, ni el del trasplante de hígado, es una persona y tiene nombre y si no hacemos esto ya le estamos deshumanizando y quitando su identidad.


Presentarnos. Sé que es algo básico y obvio, tan básico que no lo hacemos y ahí ya empezamos mal. Entramos a la habitación, hacemos lo que nos toca porque tenemos prisa, le dejamos con la palabra en la boca y nos vamos. 


Porque imaginaros, si voy a contarle mis intimidades a un desconocido o a desnudarme o que me haga cosas que me causen dolor y me invadan, me gustaría al menos que esa persona me llamase por mi nombre, me preguntase cómo estoy y me dijera que ella es María, la enfermera y que va a estar a mi lado para que me sienta mejor.


No digo que todas las enfermeras lo hagan así, pero lo he visto muchas veces y es una tristeza.


3º) Explicarle lo que va a pasar. La información justa y necesaria, sin abrumar, es imprescindible para disminuir la ansiedad del paciente que no sabe lo que va a suceder y eso le crea una sensación de ser vulnerable y de no poder hacer nada. Debemos hacer partícipe al paciente de lo que va a pasar, no dejarle a la deriva perdido. Él es el protagonista y se merece y tiene derecho a saber.


4º) Preguntarle sus dudas. ¿Te puedo ayudar en algo? ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?


5º) Ponernos en su lugar. No arreglamos lavadoras. Tratamos con personas. Le ayudamos. Y resulta que van a un sitio donde les van a tocar, pinchar, auscultar, desnudar, etc... Todos ellos, procedimientos que invaden y que hacen sentir incomodidad y nerviosismo. Y ya no digo nada, si el paciente está en cuidados intensivos, o tiene cáncer o le van a operar. 


Esto es la empatía. ¿Cómo me sentiría yo en su lugar? ¿Tendría miedo? ¿Cómo me gustaría que me tratasen? Y no dar nada por hecho. Preguntarle al paciente cómo se siente. No es un pesado que nos cuenta su vida o que es un quejica. Es alguien que sufre y necesita ser escuchado. 


Y si no sabemos qué decirle, no decir nada. No siempre hay que dar consejos. La mirada, asentir, cogerle la mano, tocarle el hombro, una sonrisa o decir: estaré cerca si me necesitas, basta. No tenemos que decir siempre algo, porque hay veces que no podemos decir nada. Simplemente estar, acompañar.


Somos enfermeras. No sólo tomamos tensiones, pinchamos, curamos heridas, ayudamos en las operaciones, ponemos sondas... Eso son técnicas y con el tiempo, todos aprenderemos a hacerlas. Pero la calidad humana sobresale por encima de todo lo demás y es por eso por lo que nos recordarán los pacientes. Por un trato amable, por una mano amiga, por una sonrisa, por estar ahí. Eso es ser enfermera.


Besos.
Patricia.



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